10 Principios de Community-Centric Fundraising
Diez Principios de Community-Centric Fundraising Traducidos del inglés al español por Jenny Brandt y Erika Murcia
Los 10 principios de la recaudación de fondos centrada en la comunidad son principios básicos en constante evolución que se han desarrollado a partir de conversaciones en los últimos años entre varias personas de color recaudadoras de fondos [en los Estados Unidos]. Estos 10 principios son la forma en que aspiramos a transformar la recaudación de fondos y la filantropía, de modo que se basen en la justicia racial y económica. Prevemos que estos principios cambiarán y se adaptarán con el tiempo, a medida que todas las personas en este sector sigamos teniendo más conversaciones y discusiones saludables.
También creemos que CCF no es un modelo único y que nuestros 10 principios pueden verse muy diferentes en la práctica en diferentes organizaciones, dependiendo de muchas variables y matices. Considere estos 10 principios como un punto de partida.
1. La recaudación de fondos tiene que estar centrada en la raza/etnicidad, equidad y la justicia social.
Las conversaciones sobre la recaudación de fondos deben ir más allá de la diversificación de donantes y la captación de donaciones de comunidades marginadas. Deben avanzar hacia debates a veces incómodos sobre las disparidades raciales y de riqueza, y mucho más. Si bien muchas personas del sector ya estamos manteniendo estas conversaciones con nuestras juntas directivas, colegas e incluso personas voluntarias, las donantes han estado en su mayoría exentos de participar en estas conversaciones cruciales, lo que es un perjuicio para el sector.
Basar la recaudación de fondos en la raza, la equidad y la justicia social:
- Todas las personas profesionales en la recaudación de fondos deberían capacitarse en temas de anti-racismo, sistemas opresivos que excluyen, equidad, disparidad de riqueza, interseccionalidad crítica y otras áreas importantes para la justicia social.
- En la medida de lo posible, deberíamos animar a las donantes a reflexionar sobre los temas arriba mencionados y sobre sus funciones y privilegios en estos ámbitos, entendiendo que las personas se encuentran en diferentes puntos de varias realidades.
- Debemos invertir en recaudadores de fondos que provengan de las comunidades a las que servimos.
- Las organizaciones más grandes deberían ser conscientes de su papel y minimizar las prácticas desiguales como la Participación comunitaria en “cascada”, en el que absorben la mayor parte de la financiación, las donaciones y filtran pequeñas cantidades a organizaciones dirigidas por comunidades marginadas que realizan el trabajo significativo de participación comunitaria.
2. Las misiones organizacionales individuales no son tan importantes como la comunidad en colectivo.
Nuestras misiones están interrelacionadas, pero todas las personas recaudadoras hemos sido capacitadas para priorizar la misión de nuestra organización en primer lugar, para recaudar la mayor cantidad de dinero posible para nuestra misión individual. La comunidad se beneficia más si nos vemos como parte de un ecosistema más grande que trabaja colectivamente para construir una sociedad justa.
- Debemos evitar la recaudación de fondos y otras prácticas que crean una “tragedia de los comunes”, donde nuestra organización se beneficia, pero nuestro resultado en realidad afecta negativamente a todo el sector y, por lo tanto, a la comunidad colectiva.
- Debemos pensar con cuidado en qué subvenciones solicitamos y qué donantes aceptamos. A veces debemos rechazar oportunidades de financiación para que otras organizaciones que realizan un trabajo fundamental en la comunidad tengan más posibilidades si es lo que mejor sirve a la comunidad.
- Debemos verificar anualmente si nuestra misión sigue siendo relevante y responde a las necesidades de la comunidad.
- Nuestras organizaciones deberían adaptarse, fusionarse o incluso cerrar si nuestra presencia afecta negativamente a nuestra comunidad.
- Debemos invertir en el personal y la junta directiva no solo para que sean eficaces dentro de nuestra organización, sino para que sean eficaces en el sector y puedan construir puentes entre organizaciones.
3. Las organizaciones sin fines de lucro son generosas y se apoyan mutuamente.
Las organizaciones sin fines de lucro necesitan verse y tratarse entre sí no como competidores sino como acompañantes fundamentales con la misión común de fortalecer la comunidad.
- No debemos permitir que el miedo, la mentalidad de escasez o las tendencias de supervivencia impulsen nuestras decisiones y acciones cuando nos relacionamos con otras organizaciones.
- Debemos colaborar con organizaciones cuyas misiones están interconectadas con las nuestras y apoyarlas para garantizar que también sean fuertes.
- Debemos presentar a nuestros donantes a otras organizaciones sin fines de lucro, según corresponda.
- Debemos compartir oportunidades de subvenciones y relaciones con los financiadores según corresponda.
- Debemos reconocer públicamente el mérito de otras organizaciones sin fines de lucro.
- Debemos colaborar y apoyarnos mutuamente durante los eventos de recaudación de fondos y otros eventos.
- Debemos compartir generosamente recursos, ideas y prácticas prometedoras en la recaudación de fondos y otras áreas.
4. Todas las personas que participan en el fortalecimiento de la comunidad son igualmente valoradas, ya sean voluntarias, empleadas, donantes o miembros de la junta directiva.
En la actualidad respetamos, apreciamos, reconocemos y establecemos relaciones con nuestros donantes, y debemos utilizar esos mismos principios con otras personas del sector, incluidos el personal, los miembros de la junta directiva, voluntarias y receptores.
- Nuestro personal desempeña un papel fundamental en la creación de una comunidad fuerte y justa. Debemos compensarlos de manera justa, invertir en su crecimiento y valorarlos tanto como valoramos a los donantes.
- Nuestras juntas directivas desempeñan un papel fundamental en esta labor. Debemos valorar a los miembros de nuestras juntas directivas tanto como valoramos a nuestros otros donantes.
- Nuestras personas voluntarias aportan conocimientos y trabajo valiosos y ayudan a fortalecer nuestra comunidad. Debemos valorar a nuestros voluntarios tanto como valoramos a las donantes.
- Debemos ver a nuestros receptores no sólo como destinatarios de nuestros servicios, sino como contribuyentes vitales a la comunidad. Debemos valorar a nuestras personas receptoras tanto como valoramos a los donantes.
5. El tiempo se valora igual que el dinero.
El tiempo es el único recurso del que no podemos prescindir y, por ello, la donación de tiempo debe valorarse tanto como la donación de dinero.
- Debemos valorar a quienes aportan tiempo, talento y conexiones a las comunidades marginadas tanto como valoramos a quienes aportan dinero.
- Debemos entender que, especialmente para muchos miembros de comunidades marginadas que pueden no tener los medios financieros para contribuir a una organización, el regalo del tiempo es significativo y debe ser tratado como tal.
- Debemos reconocer y admitir cuando los miembros del equipo dedican mucho más tiempo del que reciben, lo que sucede a menudo en nuestro sector y puede provocar agotamiento. (Por ejemplo, a menudo enviamos una nota de agradecimiento escrita a mano a los donantes después de los eventos y, a menudo, ignoramos al personal de desarrollo que trabaja 30 horas extras no remuneradas durante la semana del evento. Tal vez debería ser una práctica estándar escribirles también una nota de agradecimiento por su tiempo).
6. Tratamos a los donantes como compañeros, y esto significa que somos transparentes y que de vez en cuando mantenemos conversaciones difíciles.
Muchas recaudadores de fondos tienen miedo de tener conversaciones honestas con los donantes. Para ser eficaces, debemos tener conversaciones honestas y respetuosas con nuestras donantes, incluso cuando existan fuertes desacuerdos, según sea necesario.
- Debemos crear oportunidades para que los donantes mejoren su comprensión de la complejidad de este trabajo.
- Debemos rechazar con respeto y firmeza cuando los donantes hacen o dicen cosas que pueden ser perjudiciales para nuestro trabajo o para la comunidad a la que servimos.
- Debemos ser honestas y transparentes con nuestras donantes sobre los recursos que se necesitan para cumplir con sus deseos y mantener las relaciones con ellas, y debemos rechazar cuando eso se vuelve excesivo.
- Nunca debemos adherirnos a los deseos de los donantes si esto supone un detrimento para nuestros clientes y la comunidad.
7. Fomentamos un sentido de pertenencia, y no de otredad.
Debemos tener cuidado de no “alterar” a las personas a las que servimos y de no reforzar el complejo de salvador o salvadora. Debemos utilizar la recaudación de fondos para garantizar que todes tengan un sentido de pertenencia.
- Debemos asociarnos auténticamente con los miembros de nuestra comunidad cuando les pedimos que participen en los esfuerzos de recaudación de fondos.
- Debemos ser considerados con el impacto en los miembros de nuestra comunidad cuando les pedimos que compartan sus historias para fines de recaudación de fondos.
- Debemos ser cuidadosos con las imágenes y narrativas que utilizamos en canales como nuestro sitio web, folletos y redes sociales para evitar reforzar los arquetipos y estereotipos existentes.
- Debemos utilizar el lenguaje del “nosotres”, el “nosotras” que incluye al donante como parte de la comunidad que realiza este trabajo. (No estamos en contra del “tú”, pero a veces es excesivo. Necesitamos equilibrar el “tú” con el colectivo “nosotros”).
8. Promovemos la comprensión de que todas las personas (donantes, personal, financiadores, miembros de la junta, voluntarias) se benefician personalmente al participar en el trabajo de justicia social: no se trata solo de caridad y compasión.
Algunos lo llaman “interés propio ilustrado”, esa creencia de que al invertir en los demás y en el bien común, también nos beneficiamos personalmente. No se trata sólo de compasión o de un sentimiento de piedad. Influir en que las personas donantes vean que tanto ellas como sus familias se benefician personalmente de sus donaciones conducirá a una mayor inversión en su comunidad, lo que fortalecerá a la comunidad.
- Debemos evitar crear un sentimiento de caridad o lástima entre las personas donantes hacia otras personas miembros de la comunidad y, en cambio, alentarles a ver cómo ellas y sus familias también se benefician del trabajo que están donando para sostener.
9. Vemos el trabajo de justicia social como holístico y transformador, no transaccional.
Necesitamos que la gente vea el trabajo como un todo y no refuerce el pensamiento transaccional (como la tendencia a centrarse en la división entre los costos del programa y los “gastos generales”, o la división de nuestros clientes en unidades discretas apoyadas por diferentes donantes individuales). Necesitamos que los donantes vean y aprecien que se necesitan muchos elementos para que las cosas funcionen.
- Somos transparentes con los informes financieros, pero siempre que sea posible, informaremos de manera integral, sin segmentar en función de qué donantes pagaron qué. Por ejemplo, NO deberíamos decir: “Sus $1,000 compraron libros y equipo para 10 niños, y nada de su dinero se destinó a gastos generales”. En cambio, deberíamos decir cosas como: “Sus $1,000, combinados con la financiación de subvenciones y otros donantes, junto con el apoyo de voluntarios y personal, nos ayudaron a atender a 300 niños este año”.
- Debemos alentar a los financiadores a comprender y apoyar los gastos básicos de la misión, también conocidos como gastos “generales” o “indirectos”.
- No debemos exagerar lo bajos que son nuestros gastos de apoyo básico, ya que esto afecta a todos en el sector.
- Debemos evitar decir cosas como: “Conseguimos un financiador/donante que financió este evento, por lo que el 100% de sus donaciones se destinarán a programas y servicios”.
10. Reconocemos que la sanación y la liberación requieren un compromiso con la justicia económica.
También debemos reconocer que la sanación y la liberación requieren un compromiso con la justicia económica. Esto implica que las personas recaudadoras de fondos y las donantes deben abordar las causas profundas de la desigualdad, incluidos los efectos destructivos del capitalismo y cómo podemos ser cómplices de su fomento a través de nuestras prácticas.